La villa de las tres mentiras
Santillana de Mar, conocida como “la villa de las tres mentiras“, pues ni es “santa”, ni “llana”, ni tiene “mar”, es la capital de un municipio de 4.000 habitantes dedicados en su mayoría a la actividad agropecuaria y, sobre todo, al turismo.
Santillana del Mar es una pequeña ciudad empedrada, que cautiva al visitante nada más entrar. En un entorno de cuentos, muy cerca del mar, entre grandes prados, nos encontramos con esta villa, ahora casi por completo dedicada al turismo, siendo una especie de ciudad-museo.
Dejamos el coche aparcado en la entrada, en un ámplio parking público, para ir andando hacia el centro, donde está la Colegiata. Por el camino podemos admirar la arquitectura cántabra típica de la zona, toda super cuidada, con unas calles empedradas llenas de tiendas y tabernas.
Llegamos así a la Colegiata, donde antes de entrar pedemos reponer fuerzas con una quesada con vaso de leche de la zona, en “Casa Quevedo” mientras admiramos los alrededores de la Colegiata, como el famoso lavadero y nos podemos hacer la típica foto en la plaza con la Colegiata de fondo (suele haber un fotógrafo artesano que hace las fotos en b/n con una cámara de fuelle antigua, y las revela en el momento).
La Colegiata
Ya en el siglo IX existía en la villa el Monasterio de Santa Juliana, que daría paso a la prestigiosa colegiata de Santa Juliana en el siglo XII, el primero y más importante de los exponentes del arte románico en Cantabria. En torno a la colegiata y su bello claustro, de finales del XII-principios del XIII, se desarrolló un núcleo de población que vivió épocas de gran esplendor económico, como evidencia la riqueza de las numerosas casonas y palacios que conforman esta villa.
Historia de la villa
Los orígenes de la actual Santillana del Mar se remontan al s. VIII, época en la que un grupo de monjes que llevaban consigo las reliquias de una mártir llamada Juliana, se asentaron en una zona deshabitada cerca de la aldea de Planes, situada a los pies del monte Vispieres.
Esos monjes construyeron una pequeña y sencilla ermita en la que expusieron las reliquias que habían transportado. En ese momento comienza un proceso de apropiación de tierras, donaciones de los fieles y privilegios concedidos por el reino asturleonés para el fomento de larepoblación de la zona. Todo esto contribuyó al establecimiento de un cenobio, regido por un abad y entorno al monasterio se fueron construyendo edificios que servían de cobijo para los agricultores, dando lugar a una villa que tomó el nombre del centro religioso: «Sancta Luliana«, la actual Santillana.
Perteneciendo al reino Asturleonés, va adquiriendo una progresiva importancia jurídica y administrativa, dando origen a que a partir del año 1.100 aparezca en los documentos de la época como “Concejo de Santillana de Camesa”, que sería el origen de las Asturias de Santillana. La abadía experimenta una importante expansión económica gracias a una serie de privilegios reales y a la abundancia de donaciones, que contribuye a la ampliación del dominio señorial. Por esta época ya es recogida Santillana como lugar de parada de los peregrinos que se dirigen a Santiago. Este proceso de expansión económica y cultural, culmina en el año 1.209 cuando Alfonso VIII concede a Santillana el Fuero.
A partir de este momento comienza un paulatino declive de la Abadía en detrimento del dominio señorial que culmina con la cesión de la villa al primer Marqués de Santillana y que dio origen al Pleito de los Nueve Valles, tras el cual Santillana pasará a pertenecer al Duque del Infantado de Potes, hasta la creación del ayuntamiento constitucional en 1.833.
Las Cuevas de Altamira
Hablar de Santillana del Mar es hacerlo también de la Cueva de Altamira. Calificada como la “capilla sixtina” del arte rupestre, esta cueva contiene probablemente las pinturas prehistóricas más famosas del mundo. El descubrimiento de la cueva de Altamira, a finales del siglo XIX, provocó una honda polémica y posterior conmoción entre la comunidad científica de la época, reacia en un principio a admitir la antigüedad real de sus pinturas (14.000 años). La cueva fue hallada por casualidad en 1.868 por Modesto Cubillas, a través de quien llegó al conocimiento de su primer gran impulsor: Marcelino Sanz de Sautuola. La parte más famosa de la cueva, conocida como la “sala de los polícromos”, no fue descubierta sin embargo hasta 1.879, en el transcurso de una visita en la que Sanz de Sautuola iba acompañado por su hija María.
Fuentes: santillanadelmarturismo.com y turismodecantabrila.com
Fotografías con copyright Fernando Antúnez
Durante el siglo posterior a su descubrimiento, la masiva afluencia de visitantes a la cueva comenzó a inquietar a los científicos ante un posible deterioro de las pinturas. Esto provocó en 1979 el cierre de la cueva de Altamira, primero total y después controlado en aras a preservar su valioso contenido. Debido a la fragilidad del arte rupestre de Altamira, se crea una réplica de la cueva para deleite de los visitantes en 2001. En este año se inaugura también la actual sede del museo, la cual alberga la Neocueva, una reproducción que permite la difusión del arte de Altamira a todos los públicos.
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Para saber más
toda la información e historia de esta fantástica villa
Para seguir por la zona
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Personalizada con el escudo de Cantabria
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