
Lo que sabemos hoy de este personaje es una mezcla de leyenda con hechos contrastados, vamos a contar ambos aspectos.



Espada de Roldán
expuesta en la armería Real
La Leyenda
Según cuenta la «Crónica General de España» del Alfonso X el Sabio, Bernardo del Carpio nació en 794 en la corte, fruto de una relación secreta entre doña Jimena, hermana del rey Alfonso II el Casto, y Sancho Díaz, conde de Saldaña. Alfonso II tenía en mente casar a su hermana con otro monarca para conseguir alguna alianza política y cuando supo de aquella relación, y de que se habían casado en secreto, tomó la decisión de encerrar al conde en un castillo (el de Luna) y a su hermana meterla en un convento para el resto de sus días. Cuenta la leyenda que Alfonso juró solemnemente que no saldrían nunca vivos de sus prisiones.Bernardo del Carpio creció en la corte bajo la protección de su tío, el rey, sin saber quiénes eran realmente sus padres.
Pronto destacó por sus dotes guerreras. En la batalla de Roncesvalles, con sólo 18 años, consiguió derrotar a la retaguardia del ejército de Carlomangono, donde murió lo más selecto de la nobleza francesa, los doce Pares de Francia y su comandante, el famoso Roldán a quien Bernardo retó y mató en duelo singular. Roldán al verse herido de muerte, trató de romper su espada contra una piedra pero no pudo, lo que permitió a Bernardo recogerla entera como trofeo. Esta espada siempre le acompañó como recuerdo de su gesta.
Iba sumando éxitos militares contra los moros, hasta que los familiares del prisionero conde de Saldaña, consiguieron que una dama le contase a Bernardo la verdad sobre sus orígenes. Éste al enterarse de que sus padre estabas presos, exigió al rey, en pago de sus hazañas, su inmediata liberación. Alfonso se negó argumentando que no podía romper su juramento. A partir de ahí el rey le sometió a continuos retos bélicos, quien sabe para ver si se le quitaba de encima, hasta que en Benavente, durante un enfrentamiento con el rey moro Ores, Alfonso II cayó del caballo y fue rodeado por enemigos. Bernardo acudió a su rescate, le cedió su montura y le cubrió la retirada, salvándole la vida. En agradecimiento el rey le entregó en heredad el castillo del Carpio. Aún así, el rey le seguía negando la libertad de sus padres y éste seguía insistiendo. Así, Alfonso II se hartó de discutir y le desterró del reino. Bernardo, retirado en Carpio, se dedicó a hostigar a las tropas del Casto en la frontera. Tuvo que ser una pesadilla para el rey, quien finalmente le ofrece una reunión para volver a la paz y liberar a sus padres. Bernardo sospecha de que se trata de una trampa y acude a la cita bien protegido por sus soldados, con lo que los planes del rey se frustran.
«Con cartas su mensajeros
el rey al Carpio envió:
Bernardo, como es discreto
de traición se receló;
las cartas echó en el suelo
y al mensajero habló
-Mensajero eres, amigo,
non mereces culpa, non
mas al rey que acá te envía
digasle tú esta razón:
que non le estimo yo a él
ni aún a cuantos con él son;
más por ver lo que me quiere
todavía allá iré yo»
Finalmente el monarca se deja convencer por los nobles de la corte y accede a liberar al conde del Saldaña. Pero cuando llega al castillo de Luna descubre que hace poco tiempo su padre ya había fallecido.
Bernando acude junto al cadáver de su padre, ordena sacar a a su madre del convento y une la manos de Jimena y del difunto ante la corte, para que conste públicamente el matrimonio de su padres. Después, frustrado por lo sucedido, abandona el reino y vaga errante, buscando con desesperación la muerte en combate. Pero ésta le es esquiva una y otra vez y el héroe sobrevive siempre hasta que fallece a la avanzada edad de 82 años.
Fue enterrado con su espada de Roldán en los aledaños del monasterio de Santa María la Real de Aguilar de Campoo.
Los hechos contrastados
Lo que sabemos, a día de hoy es gracias a las Crónicas de Alfonso X el Sabio, a crónicas de Roncesvalles, cronistas el rey Alfonso III el Magno, documentos escritos en el siglo de oro por un fraile que dijo encontrar su sepulcro en una cueva, las crónicas que relatan cómo Carlos V recogió su espada del sepulcro (la espada de Roldán) y gracias a las múltiples investigaciones de historiadores de la alta Edad Media.
Carpio es el nombre de un castillo situado a orillas del rio Tormes, cerca de Salamanca, cedido, según la leyenda por el Rey Alfonso II el Casto al caballero Bernardo en pago a sus avances contra los moros en la zona de Salamanca. Escritos diversos sitúan al rey Alfonso III el Magno como el que construye y concede la plaza al caballero después de una victoria contra los moros en el Duero, para que defendiese la frontera del reino.
En el siglo XV, los monjes del monasterio de Aguilar de Campoo descubren una cueva con un par de sepulcros y unas inscripciones que afirmaban que allí descansaba el caballero Bernardo.
La cueva sigue existiendo hoy, pero sólo quedan algún resto de las descripciones que había originalmente en el sepulcro.

Legado
Bernando del Carpio se convirtió ya en el siglo XVI en el arqueotipo del héroe hispano, el vencedor de los franceses y mantenedor de la independencia. Su historia sirvió de base durante el sigo de oro para piezas teatrales, obras caballerescas en prosa y poemas épicos, tanto en español como en portugués.
Cuando Carlos de Gante llegó a España en 1517, desembarcando en Asturias para asumir la responsabilidad de regir el Imperio español, las autoridades de Aguilar de Campoo decidieron honrar al futuro emperador abriendo en su presencia la tumba de Bernardo del Carpio, y entregando a quien iba a ser el emperador Carlos I la espada victoriosa de Bernardo. Poco importa que se tratase de la misma espada que empuñó Bernardo o de otra espada en la que se inscribiera el nombre del vencedor de Roldán, pues lo verdaderamente importante es aquella voluntad de significar una continuidad histórica, que transcurridos entonces siete siglos, no era otra que la de España.
En 1745, Alexande Caetano publicó en Lisboa una novela de caballería titulada «Verdadeira terceira parte da historia de Carlos -Magno» en el que narra las fabulosas hazañas de Bernando del Carpio en la victoria de Roncesvalles.
Tras el estallido de la guerra de Independencia, la figura de Bernardo del Carpio experimentó gran auge, convirtiéndose en el símbolo del pueblo levantado en armas contra el invasor francés.
Fuentes: Episodios Nacionales (Edición Espasa), web de la fundación Santa María la Real, web de Bernardo del carpio.

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