La unión de los reinos de Castilla y León

por | May 29, 2024 | Historia

La unión de los reinos de Castilla y León gérmen de lo que es hoy la nación española, culminó de forma definitiva con Fernando III.

Alfonso VIII el de las Navas

Reina Leonor

Alfonso IX y Berenguela, reyes de León

Inocencio III separó a los reyes de León

Año 1155, Valladolid. Reunida la corte, el emperador Alfonso VII por fin hace público lo que muchos temían: la división del reino en dos, de nuevo. Su primogénito Sancho, «el deseado» heredará sólo Castilla, y su hermano Fernando se quedará con el reino de León. Sancho era de poca estatura, algo enclenque y de carácter sosegado y reflexivo. Mientras, Fernando era todo lo contrario: corpulento, compulsivo y poco amigo de la diplomacia. Repartir el reino fue una decisión tomada, seguramente, para evitar guerras entre hermanos. Al final consiguió justamente eso, décadas de guerras, traiciones e incluso asesinatos de monarcas.

Y así es como asistimos a la puesta en escena de los nuevos reyes de León y Castilla, sus cortes y sus familias, sus relaciones con otros reinos peninsulares y con el que debiera haber sido el enemigo común, el moro. Al mismo tiempo se producen hechos como la construcción de la Catedral de Santiago, de iglesias tan importantes como la de San Miguel de Carrión de los Condes, y de Santa María la Real, de Aguilar de Campoó entre otras joyas arquitectónicas. 

Los nobles cercanos a los reyes, jugaron un papel importantísimo en el acontecer de estos difíciles años, unos para bien y otros para mal. Los legados papeles y la iglesia en general también juegan sus cartas de manera estratégica para salvaguardar su poder y «dirigir» la política según sus intereses, unas veces en favor de la cristiandad y otras, al suyo propio.

Con la sospechosa muerte del rey Sancho de Castilla (se dice que fue envenenado por su hermano en Sahagún), hereda el reino su hijo Alfonso VIII que casa con Leonor, hija de la Reina Leonor de Aquitania, y hermana de Ricardo Corazón de León. A la joven pareja de reyes de Castilla el destino les tendría preparado una larga vida en común ganando y perdiendo batallas, levantando catedrales como la de Cuenca y numerosos monasterios (Arroyo, Huelgas…), librando intrigas con los vecinos de León y, sobre todo, afianzando la frontera occidental de Europa contra el pujante avance musulmán.

Una amarga derrota en Alarcos, donde casi todo se pierde para Castilla y seguramente para el resto de la península (y Europa), deja al Castellano al borde de la muerte, entre otras razones por la traición de su primo Leonés, que se alió con el califa Abu Yusuf. Castilla quedó muy tocada pues, a parte de la derrota, sus vecinos cristianos aprovecharon para arrebatarles numerosas plazas en el norte. A los reyes de Castilla les costó muchos años tener un hijo varón que heredase el reino de Castilla ( y quién sabe si el de León porque aún estaba vigente un acuerdo entre los abuelos, que decía que si no hubiese herederos en uno de los reinos, el heredero del otro se coronaría como rey del reino unificado). Al final tuvieron diez hijos, de entre los cuales destacamos a Berenguela, por sus grandes cualidades y porque al ser la mayor de sus hermanos fue educada como posible heredera. Sin duda una de las grandes mujeres de nuestra historia.

Mientras, los Papas hacían y deshacían en la política de toda Europa usando el derecho canónico, que establecía que no se pudieran casar entre sí monarcas más alla del 5º grado de consanguineidad. Esto en una Europa con pocos reinos y muchos años de matrimonios entre todos, daba verdaderos quebraderos de cabeza en las políticas matrimoniales, y muchas oportunidades al Papa de turno para obligar a separar un matrimonio regio y desheredar a la prole que hubiese. Esto lo hacía amenazando con la excomunión del monarca.

Después del desastre de Alarcos, Alfonso pudo firmar una tregua con los muslumanes, que habían tenido que volver a África a sofocar sus propias guerras internas, pero el leonés seguía castigándole siempre que podía en los campos góticos y más plazas lindantes con León. Como solución a este conflicto, los reyes castellanos casaron Berenguela con el rey de León, para conseguir la paz entre los dos reinos. De esta manera Castilla podía empezar a preparar la próxima batalla con el moro. Todo iba bien pero un nuevo Papa se opondría al matrimonio de Berenguela y Alfonso iX de León (que ya tenían un descendiente, Fernando), y los obligó a serpararse. Pero Berenguela cosnsiguió un vital acuerdo con su marido para que el hijo de ambos, Fernando, fuese el legítimo heredero de León. 

Así llegamos al inevitable choque con la potencia musulmana, que cruzó el estrecho con un ejército nunca visto en Europa, dispuesto a terminar el trabajo de 20 años atrás. 

El Papa había logrado el compromiso de todos los reyes cristianos peninsulares y franceses, para que acudiesen en ayuda de Castilla en una nueva cruzada. Todos lo hicieron menos el leonés. Los franceses no llegaron a entrar en batalla por desavenencias con Alfonso a la hora de repartir botines y perdonar a los enemigos rendidos (al volver a su país, pasaron por Toledo que estaba desguarnecida e intentaron saquearla sin éxito). Así quedaron los de Aragón de Pedro II, los Navarros de Sancho el Fuerte y los castellanos de Alfonso. Y en julio de 1212 entramos en batalla en Navas de Tolosa, (los detalles los dejamos para un próximo artículo) en pleno Despeñaperros donde los cristianos arrasaron al enemigo y salvaron así, seguramente, a media Europa de su islamización.

Con los últimos días de Alfonso VIII, hereda Castilla el menor de todos sus hijos, Enrique (ya que el otro varón murió unos años antes). Éste sufre un extraño accidente dejando así el trono en manos de su hermana Berenguela. Como su hijo Fernando era por derecho del acuerdo firmado con el rey de León el legítimo heredero, dedicó todos sus esfuerzos en lograr que los nobles leoneses y castellanos acataran su autoridad y dejasen libre el camino para reunir Castilla y León bajo una sola corona. Y lo consiguió, Castilla y León ya no se separarían nunca y fue el germen de la futura nación española. El nuevo rey, Fernando III el Santo, impulsó la reconquista llegando a Sevilla y si llega a vivir algún tiempo más, seguramente la hubiese culminado.

 

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